El historiador Rodolfo Pérez Pimentel habla de que hay registros sobre esta celebración en periódicos de la época de 1860. “Mientras en Guayaquil la gente acostumbraba a mojar con agua, en la Sierra se jugaba con harina”, puntualiza Pérez. Alrededor de 1900 a 1940, cuenta, las cocineras acostumbraban a agujerear los cascarones de los huevos para guardarlos hasta el carnaval y así rellenarlos con colonia o agua coloreada y sellarlos con cera, estos luego eran arrojados en medio de la celebración.“Los caballeros 'asaltaban' las casas de las damas y les lanzaban los cascarones; ellas, a su vez, les tiraban agua en recipientes, al final todos mojados armaban fiesta en las casas o comilona”, relata. Otra costumbre entre las clases sociales bajas era la Fiesta del arroz quebrado, denominada así porque luego de los juegos y la elección de la reina del carnaval se servía aguado preparado con el arroz de grano partido. |
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